viernes, 21 de enero de 2011

"LA DIMENSIÓN INCONSCIENTE EN LA OBRA DE CARÁCTER FANTÁSTICO DE GOYA Y SU REPERCUSIÓN EN LA ATRIBUCIÓN DEL COLOSO."

Artículo publicado en la revista "Goya" (Fundación Lázaro Galdeano, Madrid) nº 331, 2010

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jueves, 19 de febrero de 2009

Las Pinturas Negras



Pocas veces se repara en la particularidad de estas pinturas. En la actualidad estamos acostumbrados a ver todo tipo de lenguajes plásticos ajenos a la representación realista de la realidad. Si recorremos cualquier feria de arte contemporáneo, la mayor parte de las obras que veremos serán por completo ajenas al lenguaje realista representativo. Sin embargo no era así en 1820 cuando Goya inicia la composición de sus murales de la Quinta del Sordo. Él mismo había dedicado todos sus esfuerzos profesionales, durante más de cincuenta años, a lograr la maestría absoluta en el arte de la representación pictórica de la realidad. Y además había obtenido unos logros pocas veces alcanzados por otros artistas. Paralelamente a su carrera oficial, y a los encargos que recibía, había desarrollado también, desde que quedara sordo tras la grave enfermedad que padeció en 1792-93, una actividad artística centrada principalmente en los contenidos de su imaginación. Es decir en los contenidos de lo que hoy definiríamos como la parte inconsciente de su psique. Estos contenidos habían llegado a obsesionarle de tal manera, en la época posterior a la Guerra de Independencia, que en un momento dado decidió enfrentarse a ellos, inundando con sus imágenes las paredes de las dos salas principales de la finca que se había comprado a las afueras de Madrid. Es muy probable por tanto, que la intención principal de Goya al comprar la Quinta del Sordo fuera precisamente la de encerrarse en ella con los contenidos de su imaginación, para poder así encontrar un sentido a aquel torrente de imágenes que debía de resultar para el viejo pintor un verdadero enigma, enraizado con sus conflictos más personales. Sin embargo cuando se enfrenta a esa tarea, lo que en realidad termina haciendo es plasmar la formalización de las energías más arraigadas en su inconsciente y que pugnaban por aflorar de alguna manera a la conciencia. La plasmación de esas energías no era posible por medio de un lenguaje que definiera las formas con precisión, y así el viejo maestro se encontró emborronando las paredes de su casa con unas manchas que terminaban definiendo unas extrañas imágenes, a mitad de camino entre la representación realista y la difusa ensoñación a través de la mancha y el color. Había descubierto el lenguaje expresionista, adelantándose en más de ochenta años a la evolución del arte de su tiempo. Como veremos en otra ocasión el contenido de esas imágenes, cuando se analizan desde el punto de vista simbólico, revela todos los estadios que los psicólogos del siglo XX, detectaron como característicos de las diversas etapas de todo auténtico proceso creativo.Ver “Goya y las Pinturas Negras desde la psicología de Jung”. Editores Asociados. Madrid 2008.

domingo, 15 de febrero de 2009

El Coloso de Goya


En este asunto de la atribución de El Coloso, se echan de menos análisis que se refieran al contenido y significado de la imagen y su posible coherencia o no con las motivaciones profundas de Goya. Los análisis estilísticos y técnicos no son suficientes.
Como demuestro en mi libro "Goya y las Pinturas Negras desde la psicología de Jung", El Coloso reproduce una imagen de carácter arquetípico que es totalmente coherente con la vida inconsciente de Goya durante los años de la guerra. Así la masa de gente en movimiento caótico es un símbolo muy conocido de la activación de la energía inconsciente. Respecto al gigante, suele simbolizar principios inconscientes en estado muy primitivo y cargados de una gran energía (pueden referirse al arquetipo de la sombra, del uno-mismo, etc.).
Las obras de arte no se agotan en su dimensión técnica y estilística, sino que recogen casi siempre la vida interior del artista. En las obras de auténtica categoría esa dimensión simbólica-inconsciente coincide con algunas de las claves irracionales de la vida social y colectiva.
No debería olvidarsae esta dimensión cuando se trata de modificar la atribución de una obra como la que estamos tratando.
La Guerra de Independencia produjo en Goya una importante crisis personal por cuanto removía en su interior una problemática íntima que no había podido resolver desde los primeros años de su juventud, y que estaba en relación con la forma de enfrentar el propio instinto. El Coloso refleja, a través del símbolo, la fuerte conmoción interior experimentada por Goya debido a los hechos de la guerra. Pero también es la expresión de una situación colectiva que afectaba inconscientemente a todo el pueblo llano de aquella sociedad.
Un pintor como Asensio Juliá no tiene en toda la producción suya que conocemos, ninguna obra con una profundidad simbólica que se acerque ni de lejos a la que apreciamos en El Coloso. Estoy convencido de que es imposible que esta obra saliera de su imaginación.